Jehová es mi pastor; nada me faltará.
Salmo 23:1
Acompáñame a la prisión más superpoblada del mundo. Tiene más internos que literas. Más prisioneros que platos. Más residentes que recursos.
Acompáñame a la prisión más opresiva del mundo. Pregunté a los internos; ellos le contarán. Trabajan demasiado y comen mal. Sus muros están desnudos y sus literas son duras.
Ninguna cárcel está tan superpoblada; ninguna es tan opresiva, y lo peor, ninguna prisión es tan permanente. La mayoría de los internos jamás salen. Nadie se puede fugar. Nunca logran la libertad. Tienen que cumplir una sentencia de por vida en este centro superpoblado desabastecido.
¿El nombre de la prisión? Lo verá a la entrada. Sobre el portón, en forma de arco están las letras fundidas en hierro que forman su nombre: N -E -C -E -S-I -D-A -D
La prisión de la necesidad. Ha visto sus prisioneros. Tienen "necesidad". Siempre necesitan algo. Quieren algo más grande. Más hermoso. Más rápido. Más delgado. Necesitan....siempre necesitan.
No es mucho lo que necesitan. Solo quieren una cosa. Un nuevo trabajo. Un nuevo automóvil. Una nueva casa. Una nueva esposa. No quieren mucho. Solo una cosa.
Con sólo "una cosa" serían felices. Y tienen razón: serán felices. Cuando tengan "una cosa" y saldrán de la prisión. Entonces sucede algo. El olor a carro nuevo se desvanece. El nuevo empleo se envejece. Los vecinos compran un televisor más grande. La nueva esposa tiene malos hábitos. La chispa se esfuma, y antes que usted se dé cuenta, otro exconvicto quebranta su palabra y regresa a la prisión.
¿Está usted en la prisión? Sí, si usted se siente mejor cuando tiene más y peor cuando tiene menos. Sí, si su gozo está a una entrega de distancia, a un traslado de distancia, a un premio de distancia o a una renovación de distancia. Si su felicidad procede de algo que deposita, conduce, bebe o come, reconózcalo: usted está en una cárcel, la cárcel de la necesidad.
Esa es la mala noticia. La buena es que tiene una visita. Y su visita tiene un mensaje que puede darle la libertad. Vaya a la sala de visitas. Tome asiento, y vea al otro lado al salmista David. Le hace señas para que se incline hacia él. "Tengo un secreto que contarte", susurra, "el secreto de la satisfacción": "Jehová es mi pastor, nada me faltará". Salmo 23:1
David ha encontrado los pastos donde va a morir el descontento. Es como si dijera: "Lo que tengo en Dios es más grande que lo que no tengo en la vida".
¿Piensa que podemos aprender a decir lo mismo?
Piense en un momento en lo que tiene. Piense en la casa que tiene, en el coche que conduce, el dinero que ha ahorrado. Piense en las joyas que ha heredado y las acciones que ha transado y la ropa que ha adquirido. Vea todo lo que ha acumulado, y permítame recordarle algunas verdades bíblicas.
LO QUE TIENE NO ES SUYO. Pregúntele a cualquier médico forense. Pregúntele a cualquier embalsamador. Pregúntele a cualquier director de una funeraria. Nadie se lleva nada consigo. Cuando murió uno de los hombres más ricos de la historia, John D. Rockefeller, le preguntaron a su contador: "¿Cuánto dejó John D.?" La respuesta fue: "TODO".
"Como salió del vientre de su madre, desnudo, así vuelve, yéndose tal como vino; y nada tiene de su trabajo para llevar en su mano". Eclesiastés 5:15
De todo eso, nada es suyo. Jesús dijo: "La vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee". Lucas 12:15
Cuando Dios piensa en usted, se fija en su compasión, su devoción, su ternura o ligereza de mente, pero NO en sus cosas. Y cuando usted piensa en usted mismo, no debiera hacerlo de otro modo. Si se define por las cosas que tiene, se sentirá bien cuando tiene mucho y mal cuando tiene poco. El contentamiento viene cuando sinceramente podemos decir con Pablo: "He aprendido a contentarme cualquiera sea mi situación. Sé vivir humildemente y sé tener en abundancia". Filipenses 4:11-12
Sin embargo, la mayoría de las personas no encuentran contentamiento. Necesita aprender un secreto para aligerar su equipaje: Lo que tiene en su Pastor es mayor que lo que no tiene en la vida.
Permítame entrometerme por un momento. ¿Qué cosa específicamente se interpone entre usted y su gozo? O cree que será feliz cuando sane, cuando sea rico, cuando me case, cuando ascienda, cuando esté solo, etc.
Cuando rendimos a Dios el pesado saco del descontento, no sólo perdemos algo: ganamos algo. Dios lo reemplaza por un maletín más liviano, hecho a la medida, resistente a los pesares y lleno de gratitud.
¿Qué ganará con su contentamiento? Puede ganar su matrimonio. Puede ganar horas preciosos con sus hijos. Puede ganar respeto por sí mismo. Puede ganar gozo. Puede ganar la fe para decir: "Jehová es mi pastor; nada me faltará".
Extractos del libro Aligere su equipaje de Max Lucado.
Para el director del coro: salmo de David; acompáñese con flauta.
1 Oh Señor, óyeme cuando oro;
presta atención a mi gemido.
2 Escucha mi grito de auxilio, mi Rey y mi Dios,
porque solo a ti dirijo mi oración.
3 Señor, escucha mi voz por la mañana;
cada mañana llevo a ti mis peticiones y quedo a la espera.
presta atención a mi gemido.
2 Escucha mi grito de auxilio, mi Rey y mi Dios,
porque solo a ti dirijo mi oración.
3 Señor, escucha mi voz por la mañana;
cada mañana llevo a ti mis peticiones y quedo a la espera.
4 Oh Dios, la maldad no te agrada;
no puedes tolerar los pecados de los malvados.
5 Por lo tanto, los orgullosos no pueden estar en tu presencia,
porque aborreces a todo el que hace lo malo.
6 Destruirás a los que dicen mentiras;
el Señor detesta a los asesinos y a los engañadores.
no puedes tolerar los pecados de los malvados.
5 Por lo tanto, los orgullosos no pueden estar en tu presencia,
porque aborreces a todo el que hace lo malo.
6 Destruirás a los que dicen mentiras;
el Señor detesta a los asesinos y a los engañadores.
7 Gracias a tu amor inagotable, puedo entrar en tu casa;
adoraré en tu templo con la más profunda reverencia.
8 Guíame por el camino correcto, oh Señor,
o mis enemigos me conquistarán;
allana tu camino para que yo lo siga.
adoraré en tu templo con la más profunda reverencia.
8 Guíame por el camino correcto, oh Señor,
o mis enemigos me conquistarán;
allana tu camino para que yo lo siga.
9 Mis enemigos no pueden decir la verdad;
su deseo más profundo es destruir a los demás.
Lo que hablan es repugnante, como el mal olor de una tumba abierta;
su lengua está llena de adulaciones.[a]
10 Oh Dios, decláralos culpables
y haz que caigan en sus propias trampas;
expúlsalos a causa de sus muchos pecados,
porque se rebelaron contra ti.
su deseo más profundo es destruir a los demás.
Lo que hablan es repugnante, como el mal olor de una tumba abierta;
su lengua está llena de adulaciones.[a]
10 Oh Dios, decláralos culpables
y haz que caigan en sus propias trampas;
expúlsalos a causa de sus muchos pecados,
porque se rebelaron contra ti.
11 Pero que se alegren todos los que en ti se refugian;
que canten alegres alabanzas por siempre.
Cúbrelos con tu protección,
para que todos los que aman tu nombre estén llenos de alegría.
12 Pues tú bendices a los justos, oh Señor;
los rodeas con tu escudo de amor.
que canten alegres alabanzas por siempre.
Cúbrelos con tu protección,
para que todos los que aman tu nombre estén llenos de alegría.
12 Pues tú bendices a los justos, oh Señor;
los rodeas con tu escudo de amor.
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No hay imposibles para Dios
¿Cansado de repetir que es imposible hacerlo, imposible lograrlo, imposible que esto sea así, de este modo o del otro?
"Jesús, fijando en ellos su mirada, les dijo: "Para los hombres esto es imposible, pero para Dios todo es posible". (Mateo 19,26)
DIOS TE BENDIGA